lunes, 29 de febrero de 2016

"Compañía Española Productora de Algodón Nacional Sociedad Anónima, CEPANSA"

El objetivo de esta empresa fue incentivar el cultivo del algodón para disminuir la dependencia exterior del sector. Es por ello que formaba parte de la política económica llevada a cabo en el primer periodo del franquismo.
Se utilizó capital catalán para su creación y fue presidida por el industrial algodonero Miguel Mora Sans, quien dispuso de diferentes centros para desmontar algodón en las provincias de Córdoba y Jaén, y las extremeñas de Cáceres y Badajoz.
La compañía comenzó a actuar en las provincias de Córdoba y Jaén en el año 1940 cuando consiguió la concesión con carácter provisional y produjo 1.900.000 kg de algodón bruto. Para su puesta en marcha se recurrió a numerosos técnicos y operarios de origen catalán, algunos de los cuales contribuyeron a la creación de la Cofradía de la Merced de Córdoba en 1954.
En el año 1941, consiguieron la concesión definitiva y continuó aumentando su producción, pero no al ritmo que ellos esperaban, ya que los agricultores eran reacios al cultivo de algodón, no solo porque era un cultivo nuevo, sino porque los precios era poco remunerados.
La sequía de los años 1945-1946 llevó a esta compañía a los ensayos con regadío en cultivos de algodón, los cuales fueron fracasando hasta el año 1951, cuando comenzaron a dar resultado.
CEPANSA se dedicó también a la conversión de fincas de secano en regadío para el cultivo de algodón, y en el año 1956 la compañía había conseguido poner cerca de 4.000 hectáreas de regadío en las provincias de Córdoba y Jaén, consiguiendo introducir totalmente el algodón en estas provincias a base de la perfección del cultivo, la lucha de plagas, el abonado intensivo, etc.
Respecto a sus fábricas, en el año 1941 el Instituto de Fomento de la Producción de Fibras Textiles les arrendó una Factoría en Córdoba con capacidad para 4.000.000 kg de algodón. En los años siguientes se amplió esta factoría, consiguiendo en el año 1956 una capacidad para 20.000.000 kg de algodón con una producción diaria de 270 balas, añadiéndole una fábrica de aceite y una Hilatura de 13.000 husos, descrita entonces como “una verdadera joya industrial”, convirtiéndose también en fábrica textil.
En la provincia de Córdoba también dispuso desmontadoras en Montilla (Capacidad 6.000.000 kg, producción diaria 70 balas), El Carpio (Capacidad 14.000.000 kg, producción diaria 200 balas) y Palma del Río (capacidad 7.000.000 kg, producción diaria de 120 balas).

La CEPANSA en Córdoba era popularmente conocida como “La Algodonera”, pero este importante proyecto industrial empezó a flaquear a mediados de los sesenta, y a partir de entonces fueron cerrando progresivamente las diferentes secciones en la provincia de Córdoba. Sin embargo, llegó a convertirse en una de las mayores fábricas de la historia cordobesa.



Al fondo CEPANSA y actual Avnd. Carlos III

Algodoneras

Detalle del libro "Plan de aumento del cultivo algodonero para un próximo futuro de 5 años... CEPANSA..."

Visita cultural ballicherres agrícolas a CEPANSA

CEPANSA




Firma cesión al Ayuntamiento de las naves de CEPANSA





domingo, 28 de febrero de 2016

¡¡Feliz día de Andalucía!!

Hoy también venimos a traeros un cachito de nuestro patrimonio, en este caso la bandera de Andalucía que perteneció a Blas Infante.

Fue realizada en lana por Doña Angustias García Parias, esposa de Blas Infante, en torno a 1919.

La Bandera, el Escudo y el Himno de Andalucía fueron creados por Blas Infante (Casares 1885- Sevilla 1936) en las primeras décadas del siglo XX, inspirándose en el pasado histórico de la región Andaluza. En 1981, el Estatuto de Autonomía para Andalucía reconoció como oficiales estos tres símbolos que hoy día se conservan en la Casa Museo de Blas Infante en la localidad sevillana de Coria del Río.

+Info: web IAPH

sábado, 27 de febrero de 2016

Fábrica de San Antonio, Aceites Carbonell

La actual fábrica de Aceites Carbonell en Córdoba, junto a la antigua carretera Madrid-Córdoba, tiene sus antecedentes históricos en el establecimiento de la familia Carbonell, procedentes de Alcoy, en esta ciudad en 1867.
Antonio Carbonell se dedicó en un primer momento a la exportación de aceite en Córdoba y Jaén, y tiempo después y gracias a los beneficios obtenidos con estas exportaciones, comenzó la expansión de la Casa Carbonell con la producción directa de harinas, luz y aserraderos.

Entabló fructíferas relaciones con importantes empresarios del siglo XIX como los Larios (Málaga), De la Calzada (Sevilla) o Rodríguez-Acosta (Granada), poniendo de manifiesto la importancia de estas relaciones en la Andalucía del siglo XIX, así como de las elevas inversiones que había que llevar a cabo.
La fábrica de San Antonio, construida en torno a 1903, fue un excelente ejemplo de arquitectura industrial en la ciudad de Córdoba. Esta fábrica contaba con trujales subterráneos con una capacidad para 10.200 arrobas, fábrica de tonelería, almacén de maderas, almacén de harinas y cereales, molino aceitero y almacenes generales.
Fue incluso el proveedor oficial de aceite de la Casa Real durante la Regencia de Mª Cristina.
En la actualidad de esa gran fábrica solo queda como vestigio de uno de sus grandes chimeneones entre edificios contemporáneos. Esta chimenea es de estilo neomudéjar, muy propio del momento, obra del arquitecto Adolfo Castiñeyra Boloix. Se decidió no derribar para que sirviese de testimonio y recuerdo de la primera expansión industrial en Córdoba, tal como se indica en la placa situada al pie de la misma.
















viernes, 26 de febrero de 2016

Altos hornos de Marbella

Es sabido que Málaga fue la provincia más representativa de la industrialización andaluza en la primera mitad del s. XIX, sobre todo la industria siderúrgica, la química y el textil algodonero.
En esta ocasión hablaremos sobre la industria siderurgia, en concreto sobre la ferrería “La Concepción” y “La Constancia”, una de las ferrerías más modernas para su época en todo el mundo, ya que contaba con un gran número de maquinarias como 22 pudler, 5 altos hornos, 22 máquinas de vapor y 18 calderas.
El funcionamiento de este tipo de industria estaba condicionado por varios factores, el abastecimiento de combustible, del que debía existir una gran cantidad en los terrenos cercados a la fábrica, así como poseer un alto poder calorífico. La leña, el carbón vegetal y, por último, el carbón mineral constituían, además de un mineral de hierro de elevada ley, el recurso básico para la construcción del hierro colado necesario para la maquinaria de alta precisión. También eran necesarios los conocimientos tecnológicos, la financiación y el yacimiento mineral.
En Málaga, hacia 1826 se dieron esta serie de factores, los conocimientos tecnológicos del excepcional ingeniero logroñés Francisco Antonio de Elorza, el instinto financiero y empresarial de Manuel Agustín Heredia y el yacimiento de mineral de hierro de Ojén.
Pero encontraron un problema, como en toda la siderurgia andaluza, la energía. La primera instalación metalúrgica de Heredia se localizó en Marbella, junto al río Verde, el cual proporcionaba fuerza a las dos ruedas hidráulicas de la ferrería “La Concepción” cuando hizo su primera colada en 1831. Las dificultades técnicas inclinaron a Heredia a construir una segunda ferrería en la malagueña playa de San Andrés con la finalidad de recibir allí las importaciones del carbón de piedra necesario para el buen funcionamiento de las afinerías allí instaladas. Recibió el nombre de “Constancia y Trabajo”, emblemático nombre que resume los ideales de este empresario, y entre 1834 y 1839 trabajaron las dos fábricas a pleno rendimiento. Casi al mismo tiempo, Juan Giró, otro industrial malagueño, puso en marcha otras dos fábricas: en Marbella los altos hornos y en Málaga la fábrica de pudelaje “El Angel” (1841).
La playa de San Andrés, con el correr del tiempo, se convirtió en una zona de importantes asentamientos metalúrgicos y químicos, entre los que destacamos el de la Constancia, la Industria Malagueña S.A., La Vers S.A., Fundición Ruperto Heaton, Los Guindos Sociedad Minero-Metalúrgica, Dicromato Potásico y Unión Española de Explosivos.
De los altos hornos de “La Concepción” sólo se conservan restos de tres de los cuatro altos hornos y trazas del cuarto, las cuadras, el abrevadero, y una capilla que guardaba la imagen de la Virgen de la Concepción y algunas dependencias convertidas en residencia.
La ferrería de la Concepción es uno de los enclaves más relevantes de la historia industrial de España. Lo demuestra el hecho de haber sido incluida en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial.











Los ferrocarriles portátiles Decauville

A finales del siglo XIX surgió un nuevo sistema ferroviario, el cual, en un principio, estuvo asociado a la industria azucarera francesa. Al ser un sistema portátil logró una gran popularidad en todo el mundo, ya que podía ser instalado y desmontado, según fuera necesario, por lo que al poco tiempo de su creación pasó también a aprovecharse en la agricultura, la minería y las maniobras militares.

El término Decauville designa un sistema ferroviario que utiliza una vía de sesenta centímetros de ancho, aunque también se utiliza para el denominado ferrocarril de vía estrecha. Este tipo de ferrocarriles fueron creados en 1873 en Francia por el ingeniero agrónomo Paul Decauville, quien, basándose en las necesidades agrícolas de su industria azucarera del sur de París, colocó barras de hierro ligeras sobre travesaños, también de hierro, y los enlazó hasta lograr un camino de hierro de la longitud precisada, al cual le acoplaban pequeñas góndolas que movían mediante tracción animal. La funcionalidad radicaba en que un tramo de vía portátil, con rieles y travesaños, tenía un peso de 4,5 kilos por metro lineal.

Este práctico ferrocarril nació como recurso provisional para salvar las cosechas familiares de Paul Decauville, pero pronto empezó a conocerse y a ser requerido por todos los poderosos agricultores de azúcar en Francia. Éstos solicitaron a Paul un sistema idéntico al utilizado en sus cultivos, lo que llevo a Paul a crear una empresa de construcción de ferrocarriles.

El ferrocarril de sistema Decauville era muy útil en los campos de cultivo, en las fábricas, en las minas y en las haciendas, en la medida en que una vez agotada la producción en un determinado lugar, las vías podían ubicarse en otro sitio.


Una vez que el éxito traspasó las fronteras francesas, se organizaron compañías que copiaron el modelo de Paul Decauville y construyeron vías portátiles de sesenta centímetros, así como sus respectivos vehículos de tracción y carga.






















Fábrica de cervezas "Águila"

Este edificio fue construido por Rafael de La-Hoz Arderius y Gerardo Olivares James entre 1961-1965. Se ubica como cabecera del polígono industrial Las Quemadas, sobre una leve elevación.

El proyecto fue encargado por el director general del Águila S.A. Alberto De Comenge, ingeniero jefe de los servicios técnicos de dicha sociedad, y se ideó con la intención de dar flexibilidad y expansión a cada una de sus áreas, repercutiendo en su estructura. También se pensó con la idea de valerse de la arquitectura de la propia fábrica como elemento publicitario, como creación de un símbolo para la empresa.

El edificio se dividió en diferentes zonas, como la zona de fabricación, de envasado, de guarda, de personal, la zona de dirección-administración y la zona del público, creada para recibir a los visitantes en la fábrica. En la fábrica se creó un recorrido por todas las secciones que finalizaba en una sala acondicionada dispuesta para la degustación su cerveza y para disfrutar de las vistas paisajísticas, así como una sala de conferencias. Todo ello como reclamo publicitario para la marca otorgándole credibilidad a los modos de manufactura, calidad de sus instalaciones y limpieza de la producción.

En cuanto a su construcción, podemos decir que se utilizó el panel vidriado en su fachada principal para hacerla más atractiva, compensando de esta forma, la gran masa de los silos frente a la delicadeza del vidrio, mostrando de esta forma “la belleza de la máquina y del espectáculo del trabajo”. Esta fachada cuenta con una modulación vertical, que permite desplazar las particiones interiores sin alterar la misma. En cuanto a la diafanidad estructural, fue posible gracias a un sistema de vigas de celosía que contaba con 2 metros de canto. También se tuvo en cuenta la carga constante en todo el recinto para poder instalar las máquinas en cualquier lugar de la fábrica. Además se crearon unas juntas de dilatación de doble muro con una cámara interior para el paso de las instalaciones. Tampoco se olvidaron de los jardines, los cuales también se crearon como reclamo publicitario.

Se trata de un inmueble representativo del Movimiento Moderno de la provincia de Córdoba. Está inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, así como reconocido por la fundación DOCOMOMO Ibérico.


En la actualidad esta fábrica sigue en uso por la empresa “Cervezas Alhambra”.