lunes, 25 de abril de 2016

La Cartuja-Pickman, Sevilla

En la ciudad de Sevilla ha existido una importante tradición alfarera, como recuerdan las santas patronas de la alfarería y de la ciudad, las mártires sevillanas del siglo III Justa y Rufina.

En el año 1822 Charles Pickman, procedente de Liverpool, llega a Cádiz para continuar con el negocio iniciado por su hermano fallecido el año anterior, la comercialización de los productos fabricados en Inglaterra y que tenían buena salida en el mercado español de la época.

Desde principios del siglo XIX, la familia Pickman se dedicaba a la exportación desde Inglaterra de loza y cristal a España teniendo sucursales en las ciudades con el puerto de mar, a través de los que accedían más fácilmente al comercio con el interior.

Aprovechando la desamortización de bienes eclesiásticos de Mendizábal, en 1841 instaló una fábrica en el interior del monasterio cartujo de Santa María de Las Cuevas, hecho que vinculará los nombres de Pickman y La Cartuja de Sevilla hasta nuestros días.

Allí crea una fábrica de loza y porcelana china decorada a la manera inglesa haciéndose en poco tiempo la preferida por la clase acomodada, ya fuera para darle un uso particular, como para adornar alacenas de todo el mundo. Piezas que aún hoy día podemos encontrar en perfecto estado de conservación.

Nos encontramos, por tanto, en un período en que las aportaciones inglesas vinieron a cambiar en España el gusto de los objetos cerámicos, surgiendo una fuerte demanda de cerámica iglesia, más refinada, sobre todo en lo referente a piezas de vajilla y tocador.

Sin embargo, las crecientes dificultades que pesaban sobre la importación de loza inglesa – agravadas por la Ley de Aranceles – y el proteccionismo con que se favorecía el establecimiento de fábrica de loza, fueron razones que contribuyeron a que Charles Pickman decidiera fabricar los productos que vendía.

Al principio de su funcionamiento la fábrica se adaptó al edificio siendo respetuoso con el mismo, pero la demanda de producción de loza hizo necesario utilizar todos los espacios edificados. Será en este momento cuando se levanten los diez hornos de botella, tan característicos, de los que hoy día sólo quedan en pie cinco y unas cuantas chimeneas.

Desde la fundación de la fábrica en 1841, se implantaron procedimientos nuevos de origen extranjero que exigían plantas industriales tan diferentes como alejadas en concepción de los obradores cerámicos tradicionales de Triana, muy próximos al monasterio de La Cartuja. Charles Pickman estableció métodos fabriles novedosos como la importación de materias primas extranjeras, el empleo intensivo del molde, el uso de maquinaria especializada como los brazos mecánicos y las prensas de estampación para los decorados, el trabajo de operarios especialistas ingleses y toda la experiencia ceramista del fundador que supuso el éxito inicial de la fábrica.

La segunda mitad del siglo XIX fue el gran esplendor de Pickman S.A. ya que recibió numerosos premios y medallas de oro en exposiciones internacionales como la de París, Londres, Viena, Oporto, Sevilla, Bayona, Filadelfia, etc.

Un hito importante en cuanto al reconocimiento de la calidad de los productos elaborados por la fábrica se produce en el año 1871 cuando La Cartuja de Sevilla es nombrada Proveedora de la Casa Real por Amadeo I de Saboya quien concede posteriormente en 1873 el título de Marqués de Pickman al fundador, por su destacada aportación a los procedimientos industriales.

En 1899 la familia Pickman convirtió en sociedad anónima la empresa creada por Charles Pickman, y se convirtió a comienzos del siglo XX en la primera fábrica cerámica de España, algo que siguió siéndolo durante muchas décadas más. Su producción abarcaba una amplia gama de artículos: azulejos, ladrillos refractarios, sanitarios, pero, sobre todo, cerámica artística y loza doméstica.

A finales del siglo XIX empleaba 1200 obreros y obreras, y era la mayor del medio centenar de pequeñas fábricas y talleres cerámicos situados en la margen derecha del río Guadalquivir. Con sus doce hornos era también la de mayor capacidad entre las ocho factorías que se repartían el mercado español.

Las vajillas son el producto emblemático de La Cartuja, el cualno ha dejado de fabricarse nunca a lo largo de su historia. Se llegaron a producir hasta más de 60 tipos de vajillas y algunos modelos y motivos decorativos tuvieron tanto éxito que se han mantenido durante tantas décadas, que son una seña de identidad de la fábrica. El material usado en su fabricación fue la loza china opaca para las vajillas de más calidad y la loza de pedernal, más económica y resistente.

La Cartuja fue rehabilitada por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra con ocasión de la Exposición Universal de 1992.

Actualmente alberga el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, que comparte el espacio de La Cartuja, un área de 12 hectáreas con más de 35.000 m2 edificados, con la Universidad Internacional de Andalucía y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.

El conjunto documental de la Fábrica de Loza La Cartuja-Pickman, S.A. forma parte de la colección histórica del Museo Pickman declarada Bien de Interés Cultural en 1998.

En la actualidad la fábrica sigue produciendo en la localidad sevillana de Salteras.


+Info:















Santa Justa y Rufina























Capilla de Santa Ana

Capilla de Santa Justa y Rufina

















lunes, 18 de abril de 2016

Las Salinas de Cabo de Gata, Almería

Las Salinas de Cabo de Gata, situadas al sureste del Parque Natural del que toman su nombre, se extienden paralelas a la línea de costa del mar Mediterráneo y a las estribaciones de la Sierra de Gata, separadas de la playa por una barrera de dunas y unida a la cadena montañosa por declives pedregosos.

Estas salinas de aproximadamente 400 hectáreas, forman parte de una zona inundable sin salida al mar denominada Rasa Grande y se sitúan en los terrenos próximos al faro, junto a la antigua almadraba de Monteleva. Se formaron durante el Cuaternario y según algunos historiados se cree que pudieron estar explotadas desde la Edad.

El conjunto industrial lo conforman, una agrupación de edificios que constituyen en cierta medida un complejo similar a los conjuntos mineros, con particularidades propias del proceso de obtención de la sal, un proceso íntimamente ligado al territorio, en este caso al ecosistema húmedo de marisma, y al clima de la zona. Estas edificaciones serían las instalaciones de transformación y gestión, charcones o estanques, garbera o montañas de sal, muros, diques, isletas y playas; locales de almacenamiento, oficinas, y varaderos y astilleros.

En 1872 las salinas de Cabo de Gata, que habían sido propiedad del Estado, pasaron a manos particulares, y fueron muchas las empresas que se ocuparon de ella, llevando a cabo mejoras en las infraestructuras. La más importante la familia Acosta, quien fundó la empresa “Salinas de Almería” (1904), también conocida como “Salinera de Acosta”, que integraba las de Cabo de Gata y las de Cerrillos en Roquetas de Mar.

Ese mismo año comenzaron también la construcción de un poblado de trabajadores. Éste se levantó sobre un solar en el que existía un almacén de sal del s. XVIII. Constaba de una vivienda residencial para los propietarios, casas para los trabajadores y edificios para las oficinas, además de una iglesia para el culto. Este conjunto urbano estaba rodeado por un pequeño muro de un metro de alto para protegerlo de la arena, y formado por 30 viviendas. Estaba pensado para albergar a 100 personas en viviendas sencillas y uniformes.
En estos años la producción de las salinas llegó a 90.000 toneladas anuales, incluyendo las obtenidas en las instalaciones de Roquetas de Mar. A mediados del siglo XX se planteó la obtención de otros productos como sulfatos, bromuros y cloruros. Actualmente llegan a producir más de 30.000 toneladas anuales que se venden directamente a Islandia para la conservación del bacalao.

Las faenas de recolección se realizaban en los meses de junio, julio y agosto en condiciones especialmente duras. Después de que el agua se hubiera evaporado en los cristalizadores, la sal (unos 250 gr. Por litro de agua) era recolectada y transportada en vagonetas hasta su lugar de almacenamiento, donde era amontonada en montañas al aire libre. Las altas temperatura, la humedad y el constante esfuerzo físico que suponía empujar las vagonetas con su correspondiente carga y descarga, unido a los pobres jornales, hacían que el trabajo resultara una tarea extrema. La sal una vez seca, era llevada por muleros hacia los puntos de venta y consumo, pero también era embarcada en lanchones que llevaban la mercancía a los barcos de vela-vapor atracados frente a las salinas o anclados en la bahía. Llama la atención el aspecto interior de estas barcas por el color negro de su fondo, debido a la capa de alquitrán con el que se recubrían para evitar la corrosión de la madera.

Familias enteras se empleaban en estas tareas, sin descartar para el trabajo a mujeres y niños. Un gran contingente de trabajadores y trabajadoras eran contratados, tanto con carácter fijo como temporal. La fábrica de sal movilizaba a muchas personas y creaba riqueza en la zona. Carreteros, muleros, forjadores, carpintero… Los pescadores tradicionales simultaneaban sus salidas a la mar con el trabajo en las salinas.

La Salinas de Cabo de Gata fueron adquiridas en 1989 por el grupo Begal Solvay hasta el año 1996 en el que pasaron a ser propiedad de la empresa Salins du Midi et de l’Est, quienes en la actualidad también colaboran en el mantenimiento del espacio natural.

También se produce en estas instalaciones la Flor de Sal, un condimento diseñado para un mercado gourmet, un sal de enorme calidad de una inusual pureza, extraída a mano y madurada durante un año, que goza del favor de los mercado nacionales e internacionales por su sabor, textura y calidad natural.

+Info:





A la izquierda poblado de trabajadores, en el centro el embarcadero, y a la derecha fábrica de derivados de la sal.


Recolecta de la sal

Barca en la orilla esperando a ser reparada

Cintas transportadoras

Recolecta de la sal

Recolección de la sal

Trabajadores

Salineros

Salineros

Trabajadores

Trabajadores

Salineros

Amigos frente a la iglesia

Almacén y barrio de los trabajadores

Oficinas

Barrio e iglesia