lunes, 24 de octubre de 2016

Fábrica de vidrios La Trinidad, Sevilla

Este recinto industrial se encuentra en la Avd. De Miraflores, lugar donde se distribuyeron gran parte de los edificios industriales del siglo XX sevillano.

Su propulsor fue el ingeniero y militar Luis Rodríguez Caso, quien en 1900 comenzó su construcción. Aunque posteriormente se completó con una reforma (1924 y 1926) proyectada por los arquitectos Vicente Traver y Ramón Balbuena, respectivamente.

La construcción de esta fábrica de principios de siglo constituye uno de los escasos ejemplos de gran industria de nueva planta en la ciudad de Sevilla, convirtiéndose además en la única industria artesanal de producción de vidrio soplado en Andalucía, lo que provocó que se inscribiera en el edificio en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz, como lugar de Interés Etnológico.

El conjunto industrial está compuesto por un bloque central de naves, dos de ellas en paralelo, que se adosan a una tercena en uno de sus laterales, así como una gran chimenea. La primera nave es de dos plantas y alberga los hornos de fusión, de templado, almacén de moldes, sala de decorado y calderas. Otra que alberga las oficinas, el almacén y la tienda-exposición, y la última acoge los talleres auxiliares. El resto de la parcela no está construida y se destina a aparcamiento, servicios y almacenajes al aire libre.

La tipología de esta industria adopta los espacios de las naves a dos aguas con cubiertas de cerchas metálicas sobre pilares de fundición adosados a los muros de carga, consiguiendo un espacio amplio y flexible sin soportes intermedios que interrumpan un trabajo que debe hacerse rápidamente y en cadena. Todo el subsuelo de las tres naves se halla ocupado por una obra de ingeniería de considerables proporciones debido a que alberga las calderas y conducciones de humos y calor, espacio aprovechado también para almacenes y talleres.

Desde que comenzó a producir en 1902, la “Fábrica de vidrios y cristales, huecos y planos” se caracterizó por un modelo de producción semi-industrial, mucho más productivos a la artesanía que a la industria en cadena y donde la actividad del maestro artesano, “el vidriero”, presidía el proceso de producción.

La fábrica mantuvo su actividad incluso durante la guerra civil y los duros años de la postguerra, pasando por diferentes fases hasta su cierre definitivo en 1999. Se convirtió así, durante todo el siglo pasado, en una de las señas de identidad de la industria artesanal sevillana.

De su catálogo han surgido tipos de productos que forman parte de la Historia de las Artes Industriales Sevillanas, con cristalería distinguidas por sus estilo y enorme calidad, decoradas en azul y blanco, así como catavinos y copas presentes en las mejores bodegas andaluzas.

Las tres naves de la antigua fábrica (dos de ellas no están protegidas) presentan un estado aceptable. Pero la chimenea, de una treintena de metros de alto, tiene grietas. Los saqueadores se afanaron en robar sus abrazaderas metálicas.


En la actualidad está siendo objeto de mayor protección, ya que cuenta con un plan especial de reforma interior y se está promocionando su inscripción en el Catálogo Nacional de Patrimonio Industria. Además, se tienen planteados algunos nuevos proyectos en los que estos edificios industriales albergarían un centro cívico, un museo de vidrio artesanal y una escuela taller, biblioteca, sala de conferencias, cafetería, restaurante, y centro de exposiciones, oficinas municipales, espacio para asociaciones, etc.

Os dejamos con un vídeo sobre el proceso de producción en esta fábrica.

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