Este recinto industrial se encuentra en la Avd. De Miraflores,
lugar donde se distribuyeron gran parte de los edificios industriales del siglo
XX sevillano.
Su propulsor fue el ingeniero y militar Luis Rodríguez Caso,
quien en 1900 comenzó su construcción. Aunque posteriormente se completó con
una reforma (1924 y 1926) proyectada por los arquitectos Vicente Traver y Ramón
Balbuena, respectivamente.
La construcción de esta fábrica de principios de siglo
constituye uno de los escasos ejemplos de gran industria de nueva planta en la
ciudad de Sevilla, convirtiéndose además en la única industria artesanal de
producción de vidrio soplado en Andalucía, lo que provocó que se inscribiera en
el edificio en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz, como lugar
de Interés Etnológico.
El conjunto industrial está compuesto por un bloque central
de naves, dos de ellas en paralelo, que se adosan a una tercena en uno de sus
laterales, así como una gran chimenea. La primera nave es de dos plantas y
alberga los hornos de fusión, de templado, almacén de moldes, sala de decorado
y calderas. Otra que alberga las oficinas, el almacén y la tienda-exposición, y
la última acoge los talleres auxiliares. El resto de la parcela no está
construida y se destina a aparcamiento, servicios y almacenajes al aire libre.
La tipología de esta industria adopta los espacios de las
naves a dos aguas con cubiertas de cerchas metálicas sobre pilares de fundición
adosados a los muros de carga, consiguiendo un espacio amplio y flexible sin
soportes intermedios que interrumpan un trabajo que debe hacerse rápidamente y
en cadena. Todo el subsuelo de las tres naves se halla ocupado por una obra de
ingeniería de considerables proporciones debido a que alberga las calderas y
conducciones de humos y calor, espacio aprovechado también para almacenes y
talleres.
Desde que comenzó a producir en 1902, la “Fábrica de vidrios
y cristales, huecos y planos” se caracterizó por un modelo de producción
semi-industrial, mucho más productivos a la artesanía que a la industria en
cadena y donde la actividad del maestro artesano, “el vidriero”, presidía el
proceso de producción.
La fábrica mantuvo su actividad incluso durante la guerra
civil y los duros años de la postguerra, pasando por diferentes fases hasta su
cierre definitivo en 1999. Se convirtió así, durante todo el siglo pasado, en
una de las señas de identidad de la industria artesanal sevillana.
De su catálogo han surgido tipos de productos que forman
parte de la Historia de las Artes Industriales Sevillanas, con cristalería
distinguidas por sus estilo y enorme calidad, decoradas en azul y blanco, así
como catavinos y copas presentes en las mejores bodegas andaluzas.
Las tres naves de la antigua fábrica (dos de ellas no están
protegidas) presentan un estado aceptable. Pero la chimenea, de una treintena
de metros de alto, tiene grietas. Los saqueadores se afanaron en robar sus
abrazaderas metálicas.
En la actualidad está siendo objeto de mayor protección, ya
que cuenta con un plan especial de reforma interior y se está promocionando su
inscripción en el Catálogo Nacional de Patrimonio Industria. Además, se tienen
planteados algunos nuevos proyectos en los que estos edificios industriales
albergarían un centro cívico, un museo de vidrio artesanal y una escuela
taller, biblioteca, sala de conferencias, cafetería, restaurante, y centro de
exposiciones, oficinas municipales, espacio para asociaciones, etc.
Os dejamos con un vídeo sobre el proceso de producción en esta fábrica.
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