lunes, 14 de marzo de 2016

Fábrica de harinas “Santa Cándida”, Córdoba.

Como ya dijimos, cuando hablamos hace ya unas semanas sobre la creación de la fábrica de aceites Carbonell, en 1866 Antonio Carbonell y LLacer funda una empresa familiar bajo su primer apellido, con dedicación al sector agroalimentario, en la que llegaron a coincidir como socios hasta tres generaciones.
Su primogénito, Carlos Carbonell y Morand, sería el verdadero impulsor de la empresa, con quien llegó a ser una de las industrias agroalimentarias más importantes del país. Prueba de su capacidad emprendedora y organizativa fue la fábrica de harinas “Santa Cándida”, instalada en la ciudad de Córdoba y denominada así en honor a su madre: Cándida Morand Bordehore.
Esta fábrica fue comúnmente conocida como “Molino de Carbonell”, y es una construcción decimonónica típica de la era industrial cordobesa. La finca donde se ubica el edificio está situada en la orilla derecha del río Guadalquivir a su paso por la ciudad, en el extrarradio cordobés de la época conocido por “Pago de Lope García”. Concretamente, se debe a Juan de Dios Gómez, vecino de Córdoba, que fue autorizado a construirlo en el año 1834 sobre un molino anterior del s. XVI.
La compañía Carbonell compró este molino que estaba constituido por 7 piedras para moler, 2 presas, boquerón de piedra con su calzada de fábrica, otra boca de desagüe, una extensa presa o azuda, una casa para los molineros y un pedazo de terreno.
La conversión del antiguo molino en fábrica de harinas tuvo lugar entre los años 1888 y 1889, cuando se realizaron en el edificio las obras de acondicionamiento e instalación para la nueva maquinaria con que lo equiparon. Esta primera gran reforma consistió en la instalación de una turbina La Fontaine con fuerza de 35 CV, suministrada por la Casa Averly de Zaragoza, y diversas máquinas empotradas en la base y muro del edificio, con molino de cilindros marca Daverio, lo que convirtió al antiguo edificio en una moderna fábrica de harinas movida por turbina hidráulica.
En 1896 y 1897 tuvo lugar una segunda gran reforma, en el que se ampliaron las instalaciones y la maquinaria, así como obras de rehabilitación de las dos azudas. Se instaló otra turbina más igual a la anterior, y se puso nueva maquinaria procedente de la Casa Daverio, movida por correas y formada por un sistema completo para limpiatrigos y diversos aparatos para la molturación y el cernicio. Así mismo, se colocó una dinamo que, utilizando la misma fuerza de las turbinas, suministró fluido eléctrico para las 20 lámparas que iluminaban el edificio. Se construyeron también 4 grandes depósitos de trigo limpio, uno para el sucio y otro para el trigo ya molido y cernido (harina). Para albergar toda esta nueva estructura se amplió el edificio en 3 nuevos pisos, con el que se consiguió su apariencia actual.
En 1916 adquirió maquinaria de las Casas Daverio y Bühler, consiguiendo una capacidad molturadora máxima de 36.000 kg de trigo a las 24 horas.
La fábrica continuó dedicándose a la producción harinera hasta noviembre de 1967, aunque fue dada de baja definitiva en 1977. La propiedad siguió siendo de Carbonell, hasta el año 1982, cuando fue comprada por sus actuales dueños.
El edificio que ha llegado hasta nuestro días es una nave de 4 plantas más sótano, con 30 metros de longitud por 8 de anchura, cuyo piso bajo, el correspondiente al antiguo “Molino de San José”, ha quedado cubierto por el terreno. Los vanos están todos culminados por arcos de medio punto, a excepción de los existentes en la fachada principal, donde son rectangulares. La edificación se halla formada por dos cuerpos bien diferenciados: uno de mayor volumen con cubierta de doble vertiente a base de teja y otro adosado en forma de torreón con azotea. Por otro lado, el río ha ido cambiando su cauce, ocasionando que la vieja fábrica se muestre actualmente alejada de la corriente
Tiene 2 rótulos en relieve, uno rectangular situado sobre los huecos de la primera planta, y otro de trazado curvo situado en el hastial del edificio indican, con letras de gran tamaño, CARBONEL Y CA, el primero, y SANTA CANDIDA, el segundo.
Hoy día el edificio se conserva en un estado lamentable, y se encuentra inscrito en el “Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz” como B.I.C. desde 2009.


























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