Comenzamos la semana hablando de otra fábrica de harinas, en este caso la Fábrica de Harinas Ntra. Sra. Del Rosario de Fuente del Rey, Jaén.
El edificio fue construido en 1930, y se encuentra en un lugar céntrico del casco urbano. Está detrás de la casa de los antiguos propietarios, separada de ésta por un pequeño patio, y está formado por un conjunto de edificios bien diferenciados.
El primer edificio es una construcción rectangular donde se encuentra la maquinaria. Consta de dos plantas y un semisótano. La fachada de este edificio, que es la del edificio en su conjunto, da al patio referido y se orienta, al igual que la fachada de la casa de los anteriores dueños del inmueble, a la cabecera del templo parroquial del pueblo. El segundo espacio, transversal a este, es el de nave almacén, con una superficie rectangular más alargada que la crujía anterior, con dos plantas en altura. El tercer espacio es un anejo con diversas dependencias.
Esta industria harinera pertenece a la categoría de fábrica de cilindros, por ser los molinos que funcionaba en ella de este tipo, y de molienda alta, al tener una clasificación de harinas aceptable posibilitada por tener rodillos con una separación gradual. Su actividad fundamental hasta 1974 fue la molienda de trigo (aunque en ocasiones se molía otros granos) de buena parte de la comarca, formando parte del sistema productivo y comercial de la campiña cerealística jiennense hasta los años setenta.
La mayoría de las máquinas de la fábrica se encuentran en el espacio de la molinería, desde el semisótano hasta la planta primera, aunque algunas máquinas que intervenían en el proceso de transformación están en las naves-almacén del edificio.
En cuanto a la época de funcionamiento de la fábrica, no estaba directamente relacionada con el ciclo agrícola, ya que dependía de la demanda. La materia prima principal era el trigo, del que existían distintas variedades, unas 15. Normalmente se trabajaba la mezcla, la cual variaba dependiendo de los distintos pedidos que cambiaban en función de para qué se utilizara la harina.
En esta época fue fundamental el Servicio Nacional del Trigo, ya que era quien vendía dicho cereal directamente y con un precio estipulado. También era el encargado de asignar la cantidad y tipo de producción que debía tener cada fábrica o molino y el que adjundicaba a cada panadería el tanto por ciento de lo que ésta solicitaba. La harina se adjudicaba por núcleos de población, y no necesariamente se adquiría en el silo del mismo municipio.
En esta época fue fundamental el Servicio Nacional del Trigo, ya que era quien vendía dicho cereal directamente y con un precio estipulado. También era el encargado de asignar la cantidad y tipo de producción que debía tener cada fábrica o molino y el que adjundicaba a cada panadería el tanto por ciento de lo que ésta solicitaba. La harina se adjudicaba por núcleos de población, y no necesariamente se adquiría en el silo del mismo municipio.
Aunque, como hemos dicho antes, el funcionamiento de la fábrica dependía de la demanda, solía estar en funcionamiento prácticamente todo el año. El trabajo se organizaba en dos turnos diarios de 12 horas cada uno. En cada turno trabajaban 4 personas: una vigilaba la parte del cernido, otras dos se encargaban del empaque, de llenar los sacos y hacer las mezclas ,y después se encontraba el jefe o maestro harinero, que se encargaba de vigilar todo el funcionamiento de la fábrica.
La fábrica conserva íntegra toda la maquinaria original: motor, cuadro de luces, sistema de tronco de poleas, elevadores, lavadora, cajones de volteo con embudos, sifones con cangilones, deschinadoras, máquina de molienda, noria rociadora, cepilladora, peso, etc.
Este elemento del Patrimonio Industrial Andaluz es de significativa importancia por diversos valores: En primer lugar, por su valor histórico, como testimonio de la variedad morfológica y ecológica que caracterizó a la campiña de Jaén, al igual que a otros medios de campiña andaluza, hasta finales del s. XX. El valor arquitectónico de la tipología de fábrica de pisos, un ingenio de la industrialización que aprovecha por un lado, el suelo situando sus pisos en altura y por otro, la gravedad para los procesos de producción. Por último, por el valor de la ingeniería, de la maquinaria que contiene, íntegra y bien conservada, testimonio del proceso de transformación del cereal en harina desarrollado hasta la crisis del petróleo de 1973.
En cuanto a su protección, se encuentra inscrito como BIC, con la tipología de Lugar de Interés Etnológico.
El inmueble es testimonio de la evolución socioeconómica de dicha comarca y aspira ser en un futuro próximo espacio de difusión y recuperación de las formas de vida y la memoria colectiva de esta sociedad.
+Info: IAPH
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